21/11/2025
¿Hemisferio izquierdo o derecho? Iain McGilchrist explica por qué importa mucho más de lo que se cree
Fuente: telam
El prestigioso psiquiatra y neurocientífico británico ilustra, mediante ejemplos cotidianos y referencias culturales, cómo el uso del cerebro influye en nuestra vida
>La exploración de la mente humana y sus mecanismos ha sido el eje de la obra del neurocientífico británico Iain McGilchrist, quien, tras décadas de investigación, ha plasmado sus hallazgos en un extenso ensayo que desafía las concepciones tradicionales sobre el cerebro. En su libro, McGilchrist sostiene que los dos hemisferios cerebrales presentan orientaciones funcionales distintas: el izquierdo se especializa en el análisis de los detalles y la lógica, mientras que el derecho privilegia la percepción del conjunto y la creatividad. Esta distinción, lejos de ser excluyente, implica que ambos hemisferios participan en todas las actividades humanas, aunque lo hacen de formas radicalmente diferentes.
El autor ilustra estas diferencias a través de ejemplos cotidianos. Al intentar pinchar un guisante con un tenedor, el hemisferio izquierdo se enfoca en el objetivo concreto, mientras que el derecho permanece atento al entorno y a las posibles consecuencias de la acción, como la presencia de otros comensales o la oferta de más alimento. Esta dualidad no solo se manifiesta en el plano individual, sino que también influye en el comportamiento colectivo. Según McGilchrist, una sociedad que privilegia el hemisferio izquierdo tiende a sacrificar la empatía, descuidar el medio ambiente y perder de vista las repercusiones de sus actos egoístas, centrados en el presente. En contraste, una sociedad guiada por el hemisferio derecho buscaría estrategias que favorezcan el bienestar grupal de manera equitativa.El libro, titulado El Maestro y su emisario y traducido por Dulcinea Otero-Piñeiro, se estructura en dos partes que reflejan la propia división cerebral. La primera sección expone los avances científicos más recientes sobre la naturaleza del cerebro y los procesos neurológicos del pensamiento, así como su aplicación en las artes creativas, como la música y la literatura. McGilchrist subraya que lo relevante no es tanto la función específica de cada hemisferio, sino la manera en que cada uno aborda sus tareas.
El análisis de McGilchrist no se caracteriza por el optimismo. El autor observa que, en épocas pasadas, las tendencias individualistas del hemisferio izquierdo se veían equilibradas por la conexión con la naturaleza, las artes y la religión.
En la actualidad, estas influencias han sido desplazadas, lo que ha dado lugar a un mundo que él describe como “cada vez más mecanicista, fragmentado y descontextualizado, marcado por un optimismo injustificado mezclado con la paranoia y una sensación de vacío”. En su conclusión, McGilchrist aboga por la búsqueda de un equilibrio, recordando que las ciencias, al igual que las artes, “son hijas de ambos hemisferios”. Para él, el valor de la ciencia reside en “prestar una atención paciente y detallada al mundo, y forma parte integrante de nuestra interpretación de él y de nosotros mismos”. Esta idea se complementa con la reflexión de Simone Weil, quien definió la cultura como “la formación de la atención”.
Fuente: telam



