Miércoles 26 de Noviembre de 2025

Hoy es Miércoles 26 de Noviembre de 2025 y son las 06:36 - Radio argentina 89.3 Mhz Catamarca 436 Resistencia Chaco para comunicarte 362 4879579 Radio argentina 89.3 Mhz Catamarca 436 Resistencia Chaco para comunicarte 362 4879579

26/11/2025

La argentina que se negó a ganar un sueldo “miserable” en Italia y apostó por vivir en Nigeria donde exporta flores al mundo

Fuente: telam

Estefanía Borghetti rechazó ofertas laborales donde menospreciaron su título y experiencia, por lo que alentada por un profesor turco de su MBA se animó a buscar nuevos horizontes en países emergentes. Así decidió instalarse sola en el país africano, en una ciudad portuaria de 17 millones de habitantes

>Estefanía Borghetti dejó atrás la Argentina y vivió en Europa —como tantos otros que migraron en las últimas dos décadas—, pero un golpe de timón la llevó a abandonar el Viejo Continente y construir un futuro imprevisto en África, tras una decisión que tomó en solitario. La aventura sería solo de ella. Iría a vivir a Nigeria; no tenía que consultar ni convencer a nadie, ni marido, ni novio. Solo necesitaba contar con la bendición de sus padres.

La santafesina, de 38 años, recuerda haber vivido una infancia feliz en ese pueblo “muy chiquitito”, que por entonces tenía cinco mil o seis mil habitantes. “Tuve toda mi infancia acá, la verdad que muy linda. A los 17 años, mi papá me mandó a hacer un intercambio a Alemania en un colegio para terminar mi quinto año. Yo creo que ahí empezó un poco mi curiosidad por el mundo, por conocer otras culturas y aventurarme a cosas nuevas y distintas”, contó.

Ese viaje a Alemania fue el primero de muchos. Tras terminar el secundario, se mudó a Córdoba para estudiar Comercio Internacional. A mitad de carrera se tomó seis meses sabáticos y emprendió su segundo periplo: viajó a Nueva Zelanda, con una work & holiday visa. Trabajó como mesera y con sus ahorros recorrió durante dos meses el Sudeste Asiático. Se recibió de licenciada en Comercio Internacional y durante nueve años trabajó en Córdoba. En 2016 aplicó a una beca para un MBA en Italia, armó sus valijas y se mudó por primera vez al exterior.

“¿Por qué me fui? Un poco la crisis económica y social de la Argentina. También tenía ganas de hacer cosas nuevas, de desarrollarme profesionalmente y aprender cómo se trabaja en otros países”, explicó. Estudió en Trieste y se quedó un año con la idea de instalarse en Europa: vivir con estabilidad económica, mayor seguridad y menos robos.

En el último semestre de su master un profesor turco, enfocado en países emergentes, le sembró la idea de “navegar por nuevos horizontes”. Le hizo ver que en los países emergentes “está todo por hacer”. Y que abundan las oportunidades de negocios.

Estefanía emprendió una aventura en solitario que requiere mucha valentía, especialmente para una mujer. No se fue de vacaciones a un cinco estrellas. Se mudó a un país de contrastes extremos, donde no conocía a nadie y los servicios básicos no están garantizados.

Corría 2017 cuando hizo las valijas. Tenía un contrato de tres meses y mil dólares en la cuenta del banco. Se ríe cuando lo cuenta. ”Ellos me ofrecían un sueldo muy chiquito, pero dije: “Vamos por la experiencia”.

El comienzo fue muy duro. “Es un país con una dinámica muy fuerte. Son 200 millones de personas. Lagos, donde vivo yo, tiene casi 25 millones y no hay electricidad ni agua las 24 horas. La mayoría de los departamentos y los edificios tienen sus generadores. Yo viví toda mi vida en Isla Victoria, como si fuese la Manhattan de allá, la zona más segura”, detalló.

La comida no me gustaba. No se puede caminar en la calle, no hay veredas, siempre tenés que estar con chófer, de puerta en puerta. No podés caminar, no sos libre. Tenés una variedad de productos limitada y es una ciudad muy cara. Además, trabajaba mucho. En ese momento tuve la mala suerte de contraer malaria cerebral, la llamada black malaria. Y ahí es donde quedé internada casi diez días con una malaria muy potente, que casi no la cuento, pero tuve un Dios aparte y me salvé”, aseguró.

Tras superar el peor momento lejos de su familia y en medio de lo desconocido, trabajó tres meses más como periodista y decidió renunciar para fundar su primera empresa de marketing y comunicación. Pronto, consiguió un contrato para trabajar en una agencia dependiente del Ministerio de Petróleo.

—¿Cómo fue emprender en un país africano, siendo mujer, blanca y extranjera?

Después de presentar un libro sobre los principales jugadores del sector petrolero, llegó la pandemia y alcanzó a regresar a la Argentina, un día antes de que cerraran el aeropuerto de Lagos. Lo que pensaba que duraría un par de meses, la obligó a cerrar su primera empresa y a volver a empezar. En 2021 decidió regresar a lo suyo, el comercio exterior y creó Gaucha Trading.

“Empecé de a poco a comprar y vender algunos porotos, garbanzos, lácteos. Cuando volví a Nigeria empecé a curiosear productos locales que tuvieran un potencial exportador. Ahí es cuando noté que todos quieren importar cosas a Nigeria porque es un país netamente importador. Y a mí se me metió en la cabeza que quería exportar productos con calidad nigeriana y poder darle un valor agregado. Así llegué al hibiscus, la flor de Jamaica, además del sésamo y la castaña de cajú”.

El negocio de las flores de hibiscus, que se usan para infusiones como el té, bebidas frías como el agua de Jamaica (muy popular en México), cosmética natural, cocina y remedios tradicionales por sus propiedades antioxidantes, digestivas y diuréticas no llegó fácilmente a sus manos. Nadie conocía bien el tema, preguntaba y no tenía respuestas.

“Un día me levanté y me dije: Me voy a tomar un avión y me voy al norte de Nigeria, que se llama Kano, que es casi desierto al límite con Chad, donde son todos musulmanes. Por ahí cerca está el terrorista Boko Haram, aunque un poco más lejos. Me tomo un avión local y me voy allá sola a investigar, los productos que tenían potencial de exportación. Me quedé ahí como una semana y di con unos chicos jóvenes, hoy mis actuales socios, que son del Líbano y ya estaban trabajando con el hibiscus, lo limpiaban y lo vendían a exportadores. Así que entré como gerenta de ventas internacionales”. Su rol concreto es la logística internacional, la documentación y conseguir clientes por el mundo.

Hoy exportan a más de 12 países, principalmente latinoamericanos. El principal importador de flor de Jamaica es México, pero de ahí hacia el sur, la mayoría de ellos consume agua de Jamaica. “Cada año crecemos un cincuenta por ciento. Este año llegamos casi a exportar más de sesenta contenedores. En estos momentos se encuentra en México, donde si todo sale bien, cerrará el envío de unos 90 contenedores. Tenemos un equipo de trabajo espectacular, una oferta exportable muy interesante, con buena calidad y buenos precios. Nuestros clientes nos están eligiendo todo el tiempo, así que está buenísimo”.

Fuente: telam

Compartir