2 de julio de 2025
La baja natalidad anticipa una crisis grave en el sistema de las jubilaciones

A partir de la propuesta del gobernador de Catamarca para incentivar los nacimientos, se planteó un debate en Infobae en Vivo sobre cómo afectará en el futuro el cambio demográfico
El debate se disparó al analizar una propuesta concreta y polémica: la iniciativa de Jalil que apunta a otorgar un incentivo económico anual, durante cuatro años, a quienes tengan hijos, buscando revertir la caída de la población joven. El gobernador sostiene que la tasa de natalidad en Catamarca cayó un 50% en un lustro —un fenómeno acelerado en comparación al de Europa—, y que resulta fundamental actuar “antes de que la estructura demográfica haga inviable el sistema previsional”.
El escenario demográfico local, descripto por Grobo, muestra semejanzas con tendencias globales pero también posee rasgos propios: “En 1930, el promedio era de seis hijos por madre en Argentina, algo impensado hoy, donde la tasa ronda apenas 1,4 y necesitamos al menos 2,1 hijos por mujer solo para mantener la población estable. Es un cambio radical que tenemos que asumir”.
A lo largo de su intervención en Infobae en Vivo, Grobo planteó que la baja natalidad atraviesa todas las clases sociales y no debe asociarse únicamente a la pobreza rural. “Históricamente, una alta tasa de nacimientos se vinculaba a necesidades económicas básicas o a la ruralidad; los hijos representaban fuerza de trabajo y sostenimiento familiar en esos contextos. Pero hoy, la decisión de tener hijos está mucho más ligada a deseos individuales, subjetividad y proyectos personales”, argumentó.Otro factor central en la caída de la natalidad, precisó Grobo, es la mayor autonomía profesional y económica de las mujeres. “La relación de las mujeres con el mundo del trabajo, el desarrollo de sus identidades laborales y la aspiración de igualdad en el plano financiero han modificado radicalmente la ecuación. La maternidad se vive como un momento bisagra, y muchas mujeres deciden postergar o directamente resignar ese rol frente a los costos profesionales y personales que supone”, expuso.
En diálogo con Infobae en Vivo, en el programa de la mañana, Grobo expuso que “la implementación de políticas de educación sexual integral y los programas para reducir el embarazo no intencional y adolescente generaron impactos positivos, sobre todo en los sectores más vulnerables, pero la baja natalidad es un fenómeno multifactorial que atraviesa a todo el país y no responde a una sola causa”.El politólogo enfatizó que la salida está en políticas públicas de mayor alcance, como licencias de maternidad y paternidad extendidas, incentivos fiscales inteligentes y una mayor equidad en el acceso a servicios de cuidado y educación. “Pero incluso así, la decisión última seguirá dependiendo de cuánto las personas sientan que la maternidad o la paternidad encajan en su proyecto de vida”, sugirió.
En ese sentido, Grobo remarcó que los incentivos estatales podrían hacer más sencilla la crianza, pero alertó sobre la dificultad de revertir el cambio cultural profundo: “Para quienes deciden tener hijos, el dilema ya no es puramente económico ni laboral, es también existencial: ‘¿Quiero destinar mi tiempo o energía a criar a otra persona?’. La libertad de poder elegir sin presiones sociales o económicas es un avance indudable, pero plantea nuevos desafíos”.El especialista comparó la situación local con las experiencias de países como Corea del Sur —donde la tasa de natalidad “colapsó”, al caer al mínimo global—, y expresó que “si la tendencia no cambia, para fin de este siglo Corea puede quedarse sin población joven”. Advirtió que la solución no es sencilla: “La presión profesional, la cultura familiar y la ausencia de incentivos adecuados generan un escenario de difícil reversión. Las licencias más largas, si bien necesarias, tienen un costo agregado para la economía, y equilibrar esos intereses es un desafío ineludible”.
Al analizar las estrategias familiares en la Argentina, Grobo describió cómo estas se adaptan según el contexto económico y cultural: “En nuestro país, es habitual que las generaciones convivan cerca, muchas veces en el mismo terreno o barrio, para compartir cuidados o resolver necesidades cotidianas. Es una forma de sostenerse mutuamente en tiempos de crisis y responde a necesidades muy distintas a las de países como China, donde políticas de natalidad y crecimiento urbano generaron otro tipo de núcleo familiar”.Sobre una posible solución, Grobo sugirió abrir una discusión nacional seria y profunda sobre el modelo de sistema previsional, la política familiar y la igualdad de oportunidades. “En la Argentina muchas discusiones están trabadas —los regímenes de privilegio, la edad de jubilación, la actualización de aportes— porque son temas políticamente incorrectos o impopulares, pero es imprescindible encararlos antes de que la bomba demográfica y social estalle”, enfatizó.
Al finalizar su participación, Grobo dejó en claro que el debate sobre natalidad, políticas de familia y jubilación no puede eludirse. “Tener hijos es hoy, en muchos sentidos, una cuestión de deseo, de proyecto de vida y de sentido existencial, pero también tiene consecuencias colectivas que resuenan en la economía y el futuro del país. El Estado debe acompañar con políticas públicas robustas y coraje para animar la conversación”, concluyó el politólogo.• De 9 a 12: Gonzalo Sánchez, Carolina Amoroso, Ramón Indart y Cecilia Boufflet.
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