La poderosa bomba lanzada el jueves en Afganistán por la aviación estadounidense mató a más de 36 combatientes del Estado Islámico (EI) y destruyó una red de túneles de la organización, indicó el gobierno afgano, que aclaró que no hubo víctimas civiles. 


"El bombardeo destruyó reductos estratégicos de Dáesh (acrónimo árabe de EI) y un profundo complejo de túneles y mató a 36 combatientes del EI”, indicó el ministerio afgano de Defensa en un comunicado. La bomba, apodada “la madre de todas las bombas”, que Estados Unidos utilizó por primera vez en un campo de batalla, es el artefacto no nuclear más poderoso de las Fuerzas Armadas estadounidenses. 

El presidente estadounidense Donald Trump se congratuló del éxito del bombardeo. La presidencia afgana insistió en que se habían tomado las precauciones necesarias para que no hubiera víctimas civiles. La bomba de 9,8 toneladas, lanzada por un avión de transporte de tipo C-130, tiene una potencia explosiva comparable a 11 toneladas de TNT. 


Fue desarrollada por el laboratorio de investigación de la Fuerza Aérea estadounidense. "Es la bomba no nuclear más potente jamás usada en combate”, dijo el portavoz de la Fuerza Aérea, el coronel Pat Ryder. "Es la explosión más fuerte que haya visto. El lugar fue invadido por llamas muy altas”, declaró a la AFP Esmail Shinwari, gobernador del distrito donde cayó la bomba. 


La provincia de Nangarhar, fronteriza con Pakistán, es la región donde se implantó el Estado Islámico en Afganistán (EI). Desde agosto de 2016, las fuerzas estadounidenses efectuaron numerosos bombardeos aéreos sobre los bastiones yihadistas.