Los franceses votan en las elecciones presidenciales que buscarán al sucesor de Francois Hollande, aunque es un secreto a voces que todo se deberá dirimir mediante un balotaje, el próximo 7 de mayo. Los comicios se realizan en medio de medidas de estricta seguridad y con la atenta mirada de toda Europa.

Este comicio se considera clave para el futuro de Europa, pues se espera  que muestre que tan molestos están los ciudadanos con la clase dirigente.               

Más de 50.000 policías respaldados por unidades de élite de  los servicios de seguridad patrullaban las calles francesas, menos de tres días después de que un supuesto islamista disparó a un policía e hirió a otros dos en la Avenida de los Campos Elíseos.                 

Los votantes decidirán si respaldan a un joven centrista proeuropeo, a un experimentado conservador envuelto en un escándalo, a un euroescéptico de extrema izquierda o si eligen a la primera mujer presidenta en la historia del país, quien cerraría las fronteras y abandonaría el euro.                 

El resultado mostrará si la marea populista, que provocó que  Reino Unido optara en un referendo por salir de la Unión Europea  (UE) y la elección de Donald Trump en Estados Unidos, sigue  creciendo en el mundo o ha comenzando a disminuir. Una gran  cantidad de votantes franceses indecisos contribuía a la incertidumbre.                 

Hanan Fanidi, una gerente de proyectos financieros de 33  años, dijo que todavía no estaba segura por quién votar al llegar a una mesa de electoral en el distrito 18 de París. "No creo en nadie actualmente. No ha llegado un candidato en  particular que podría hacer avanzar las cosas. Soy muy, muy  pesimista”, sostuvo.                 

El centrista Emmanuel Macron, un ex-banquero de 39 años que fundó su partido hace apenas un año, es el favorito en las encuestas de opinión para ganar la primera ronda y vencer a la líder de extrema derecha Marine Le Pen en el balotaje del 7 de  mayo.                 

Para ellos, llegar a la segunda vuelta representaría un enorme cambio en el panorama político, ya que el balotaje no contaría con ningún representante de los partidos que han gobernado Francia durante décadas.                 

Pero el conservador Francois Fillon está recuperándose del  escándalo por unos supuestos empleos falsos de sus familiares que ha afectado su campaña durante meses, mientras que el  izquierdista Jean-Luc Melenchon ha subido en los sondeos en las últimas semanas. Cualquiera de los cuatro tiene posibilidades de  pasar a la segunda vuelta.    
            
"No sería la división clásica entre la izquierda y la  derecha, sino dos puntos de vista del mundo que chocan”, dijo  Jerome Fourquet, encuestador de Ifop, sobre un balotaje entre Macron y Le Pen. “Macron se autoproclama como el progresista versus la conservadora; Le Pen como la patriota frente a los globalistas”.                 

Los otros siete candidatos, incluido el del gobernante Partido Socialista, Benoit Hamon, aparecen muy atrás en las encuestas de opinión.