Por Marco Bustamante
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En la vieja casona del centro mendocino, los vecinos cuentan que se escuchan gritos y sonidos extraños para los cuales no encuentran explicación. Un equipo de Diario Crónica viajó al lugar para conocer los detalles de este misterio.

Documentos del Archivo Histórico detallan que la mansión fue ideada en 1912 por el arquitecto italiano Victor Barabino y se realizó a pedido del cónsul peruano Luis Stoppel.

Las versiones periodísticas recuerdan que se demoró dos años en construirse y que en 1949 pasó a formar parte de los inmuebles de Mendoza. Posteriormente fue donada por su propietario y el Gobierno instaló en ella el Patronato de Menores, que funcionó hasta 1977.

Durante esa época la psicología tenía una visión muy distinta respecto al concepto de locura y los tratamientos. Actas de 1962 del Archivo General revelan por ejemplo que los niños indisciplinados eran considerados “contagiosos” para sus compañeros y se los medicaba y apartaba del resto para tranquilizarlos.

En esos mismos textos figuran varias denuncias contra médicos y estos procedimientos, bastante comunes en ese tiempo. “Debe imponerse orden y disciplina y ocupar la mente de los niños para evitar que su fantasía los trastorne”, especifica una de las actas.

También es vox populi que en el año 1950 se cometió en la mansión el asesinato de un niño de 9 años por un supuesto doctor que trabajaba en el patronato.

Supuestamente las voces que se escuchan provienen de los chicos que vivieron durante esa época, que culminó cuando el terremoto de Caucete, en San Juan, ocasionó daños en el norte del área metropolitana del Gran Mendoza, provocando en la mansión una enorme grieta. Esa fisura ocasionó que la institución de menores quedara clausurada.