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22/12/2025

La Biblia no es un solo libro: el origen de este clásico malentendido

Fuente: telam

El profesor de Oxford aclara por qué la Biblia es en realidad una colección diversa de textos y cómo su interpretación ha cambiado según la tradición religiosa

>Las interpretaciones más frecuentes sobre la identidad de la Biblia suelen omitir detalles esenciales que invitan a reconsiderar tanto su naturaleza como su significado religioso. Según el análisis de Diarmaid MacCulloch, profesor de Historia de la Iglesia en la Universidad de Oxford, publicado el 18 de diciembre de 2025 en London Review of Books, concebir la Biblia como un solo volumen resulta incorrecto desde el punto de vista histórico y etimológico: la denominación griega original, biblia, significa “libros”, y su contenido varía significativamente entre las distintas tradiciones cristianas. En algunas, el conjunto suma setenta y seis textos, en otras setenta y tres, y en ciertos casos llega solo a sesenta y seis.

A lo largo de los siglos, los relatos evangélicos han reflejado debates y tensiones internas que desmienten la idea de una tradición cristiana uniforme. El académico destaca cómo las Escrituras exponen diferencias ocultas entre grupos que seguían a figuras como Juan el Bautista y Jesús. La multiplicidad de voces en los orígenes de la fe cristaliza en conflictos subyacentes que atraviesan los textos y matizan la imagen de homogeneidad frecuente en las versiones tradicionales.

Para MacCulloch, estas referencias evidencian un trasfondo de disputas por la autoridad en la naciente Iglesia, donde la legitimidad familiar competía con quienes aspiraban a liderar desde la comunidad de fe. Esta pugna se repite a lo largo de la historia del cristianismo, alternando entre la relevancia de los vínculos sanguíneos y la construcción de una familia alternativa de creyentes. El especialista advierte que es problemático relacionar los actuales valores familiares con la esencia del cristianismo, pues la relación es mucho más intrincada de lo que se suele admitir.

La llegada de la crítica histórica moderna transformó la relación de los creyentes con los textos sagrados y ofreció herramientas para diferenciar el contenido original de la Biblia de las interpretaciones agregadas por la tradición. MacCulloch plantea que este enfoque permite reconocer tanto lo presente como lo ausente en los relatos bíblicos e identificar elementos introducidos posteriormente al mensaje inicial.

El profesor considera que este análisis enriquece la vida religiosa, ya que brinda la posibilidad de tomar decisiones informadas sobre la propia fe, en lugar de aceptar de manera acrítica lo impuesto por autoridades previas. La información y la comprensión consciente, sostiene, son preferibles a la obediencia ciega ante dogmas elevados a verdades absolutas.

Las discusiones sobre sexo, género y la figura de María se sitúan en el centro de la evolución del pensamiento cristiano. El dogma de la Inmaculada Concepción de María, que sostiene que fue concebida sin pecado para posibilitar una gestación igualmente pura, se apoya en premisas ajenas al texto evangélico sobre el nacimiento de Jesús. MacCulloch precisa que estas creencias surgen de la combinación de dos ideas: la virginidad de María en la concepción y la llamada “virginidad perpetua”, es decir, la idea de que permaneció virgen durante toda su vida con José.

De acuerdo con MacCulloch, la transformación en la conceptualización de la santidad y sexualidad de María demuestra cómo la Iglesia enfrentó los testimonios bíblicos originales frente a las demandas doctrinales de cada época. Este proceso ilustra el distanciamiento entre los textos fundacionales y numerosos elementos que más tarde se consideraron centrales en la teología y la devoción popular.

El niño que nace marginado y desarraigado, explica el investigador, encarna una oposición al modelo dominante de humanidad y poder. La historia destaca que ese ser indefenso, como adulto, será víctima de una muerte humillante a manos de las mismas estructuras opresoras. Así, en la relación entre cuna y cruz, la tradición cristiana transmite un mensaje sobre la aceptación plena de la condición humana y la transformación del poder a partir de principios espirituales y no materiales.

Fuente: telam

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