En un escenario de hipótesis variadas, la Justicia no descarta un delito de trata de personas en el caso de Loan Danilo Peña, el nene de 5 años que desapareció hace tres semanas en el Paraje Algarrobal, una zona rural de la localidad de 9 de Julio, provincia de Corrientes. Tras el arresto de Laudelina, tía del chiquito, la causa tiene siete detenidos por ejercer diferentes roles que confluyen en una presunta “captación de personas con fines de explotación agravada”, por tratarse de una víctima menor de edad.

La ruta que circunda la zona donde desapareció Loan conduce al paso conocido como la Triple Frontera, conformado por Puerto Iguazú (Argentina), Foz do Iguaçú (Brasil) y Ciudad del Este (Paraguay). El puente Tancredo Neves cruza el río Iguazú y conecta a la Argentina con Brasil. Sobre el río Paraná, el Puente de la Amistad une Foz con Ciudad del Este, y existen también transportes de balsas que sobre ambos ríos enlazan Puerto Iguazú con la ciudad de Presidente Franco, en Paraguay.

Estadísticas oficiales y numerosas investigaciones ubican a la Triple Frontera como una región propicia para la trata de personas y la explotación de menores. Las razones son diversas: por un lado, el permanente flujo y circulación de personas con motivos comerciales y turísticos; la presencia de tres aeropuertos internacionales cercanos; y los dos puentes internacionales que sirven para el transporte de mercancías, una práctica a tiempo completo en la zona y que suele exhibir fisuras en los controles.

Los límites fronterizos naturales, tanto terrestres como fluviales, son permeables para la entrada ilegal a cualquiera de los tres países. La semana pasada, de hecho, un equipo de TN cruzó de lado a lado sin que se interpusiera ningún control.

“A veces no son grandes redes, sino personas o familias conectadas”

Existe también en la zona una realidad trazada por la marginalidad social, fuentes informales de empleo y déficit habitacional que convierte a muchos de sus habitantes en población vulnerable ante este tipo de delitos. A lo largo de los años fueron detectadas diferentes redes de reclutamiento de nenas, nenes y adolescentes con fines de explotación sexual y laboral.

“A veces no son grandes redes las que operan, sino personas o familias conectadas. Por ejemplo, una familia que se dedica a la explotación de prostitución en Paraguay y se conecta con alguna familia en la Argentina”, plantea Viviana Caminos, presidenta de la Red Alto al Tráfico y la Trata (RATT), en conversación con TN. “Tal vez mandan alguien de acá a reclutar en Paraguay, o alguien de allá recluta acá. Las víctimas suelen ser personas muy vulnerables que vienen de zonas rurales y ni siquiera tienen partidas de nacimiento”, retrata.

Según Caminos, es habitual que los reclutadores crucen la frontera sin controles o con la complicidad de alguna autoridad. “Hay investigaciones que dan cuenta de que una misma moto podía pasar a dos o tres personas con el mismo documento”, menciona.

Marcela Cano, abogada de Madres Víctimas de Trata, aporta que las redes de trata “ven en los territorios cercanos a las fronteras el fácil acceso a lograr su cometido, no solo a través de puntos ciegos sin control, sino también por pasos controlados”.

“Hemos sabido de la existencia de traslados de jóvenes explotadas sexualmente que pasaron por controles migratorios con documentación adulterada, y también menores con documentación adulterada que figuraban con vínculos parentales con quienes los trasladaban”, advierte, y se centra en las personas involucradas en este tipo de redes: “Son diversas. Sus roles y funciones varían. Muchas veces no se conocen entre sí, pero siempre hay participación de las fuerzas de seguridad y de miembros de mucho poder en el territorio donde se realicen las operaciones”.