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Por Lucila Rossi
@ludiablita

El Morro de San Pablo de Brasil es uno de los destinos más elegidos por los jóvenes argentinos para vacacionar. Saben que el clima que se vive es de diversión desde la mañana hasta que vuelve a amanecer. Quien visita este lugar va en busca de pasar agradables momentos bajo la publicitada idea de que es un lugar "de joda y seguridad al mismo tiempo".

Pero lo que se vivió en la noche del lunes opacó la alegría y generó miedo en todos los concurrentes que quisieron disfrutar de una fiesta after beach, realizada en el Beach Resort Karapitangui, de la quinta praia (playa, en castellano).

Voy a relatar el suceso en primera persona, dado que me tocó estar presente en el evento. Mientras la pool party transcurría, fui testigo y afectada de una situación de mucha violencia. 

La fiesta en el Resort permitía salir a la quinta playa y por eso muchos de los que estuvimos en el lugar decidimos ir a ver el mar. Estaba sentada con mi amiga apreciando la naturaleza hasta que todo cambió y vivimos una situación traumática.

Se acercó un efectivo de seguridad de la fiesta, nos alumbró con su linterna, nos dijo que nos quedáramos tranquilas. Pero luego volvió a donde estábamos con dos patovicas más. Nos gritaron y prendieron tres picanas. Al mismo tiempo se reían de nuestro temor y nos hicieron correr. Cuando ya estábamos un poco alejadas del peligro, nos discriminaron al grito de "argentinas de mierda". 

Pero no todo quedó ahí. Hubo más. Tras finalizar el evento, nos pusieron en un corralito de sogas y telas improvisado. Allí nos hicieron esperar los micros que ponían a disposición y debíamos pagar para que nos llevaran adonde habíamos partido. No existía manera de que volviéramos caminando porque el lugar era muy alejado y oscuro. Tampoco teníamos la posibilidad de volver en taxi ni en colectivo público porque el Morro no cuenta con vehículos.

Fue entonces cuando la "seguridad" del Resort amenazó con picanas a todos los que estábamos esperando en el corralito para poder subir al micro. Nunca dejaron de discriminarnos por ser argentinos.

"¿Tienen miedo? Ustedes eligieron venir acá. Y nosotros no los queremos. Es nuestro país y no nos gusta que se llene de argentinos", nos decían. A muchas personas les bajó la presión del miedo. Nadie entendía por qué tanta saña y regocijo de parte de la "seguridad" del Resort.

La pool party de la quinta playa debería ser de ahora en más para olvido.... o no. Tiene que haber justicia ante tanta humillación, miedo y angustia.