17 de agosto de 2024
Todos los rostros de un héroe: historias sorprendentes de los retratos de José de San Martín
:quality(85)/cloudfront-us-east-1.images.arcpublishing.com/infobae/UNZJ2U7Z2VBOTHU3O6ETEJHEWU.jpg)
Cómo se construyó, a lo largo del tiempo, la figura del “Padre de la Patria” en Argentina y uno de los libertadores de América. Este es un recorrido por las imágenes esenciales que forjaron su imagen
Sin dudas, la construcción iconográfica de un prócer no es un detalle menor en la composición de la idea de Nación, de aunar voluntades bajo imágenes y estandartes, tarea que comenzó a desarrollarse en la pluma de Bartolomé Mitre (Historia de San Martín y de la emancipación sudamericana, 1887) y la de Ernesto Quesada, intelectual de la generación del 80 e inaugurador del revisionismo histórico.
En esa labor, el MHN, fundado en 1889, donde se encuentran casi todas las obras aquí comentadas, fue un puntal valiosísimo en el imaginario sanmartiniano ya desde la labores de su primer director, Adolfo Carranza, que construyó la galería visual de próceres y que a través de asesoramiento a directores de escuelas, museos y artistas copistas se produjeron cuadros, láminas, folletos y libros ilustrados que hicieron familiares a aquellos rostros de 1810 en adelante.Por supuesto, cada prócer tuvo su rol y su imagen se construyó a partir de distintos elementos disponibles, como retratos de época in situ o derivados, grabados o daguerrotipos, incluso, como en el caso del salteño Desde su regreso de España, vía Inglaterra, en 1812, José de San Martín (Yapeyú, 1778 - Boulogne-sur-Mer, 1850) se puso al servicio de la independencia de las Provincias Unidas del Río de la Plata y creó el Regimiento de Granaderos a Caballo con el que venció a los realistas en San Lorenzo y luego tomó la jefatura del Ejército del Norte, en reemplazo de Manuel Belgrano, donde concibió el plan continental libertador de hispanoamericana.Ya de regreso en Mendoza en 1823, pidió autorización para regresar a Buenos Aires para reencontrarse con su esposa que estaba muy enferma, pero Bernardino Rivadavia se lo negó ya que se lo consideraba un conspirador tras apoyar a los caudillos del interior y rechazar una orden de reprimir a los federales. Así y todo, volvió, solo para enterarse que su esposa había fallecido, y en 1924 se marchó en dirección al puerto francés de El Havre, hacia el exilio junto a su hija, Mercedes.
Estas fueron las únicas realizadas durante su carrera militar en América, ya que el gran grueso de obras que se conocen del Libertador fueron en realidad pintadas en Europa, en Bruselas sobre todo. Se destacan, sin dudas, las deGil de Castro fue un destacado pintor afrodescendiente peruano, hijo de padre libre y madre esclava, considerado un artista de transición entre la Colonia y la República, que retrató primero a los funcionarios chilenos fieles a Fernando VII, e incluso realizó obras del soberano español, y luego se unió a la causa revolucionaria, participando del Ejército de los Andes.
Está documentado que estas piezas, una de ellas donada por Julio A. Roca al MHN, fueron las únicas para las que posó en 1817, tras Chacabuco, y mientras algunos de ellas fueron enviados a diferentes partes del país, él poseía en 1823 una miniatura en el escritorio de su campamento en Mendoza, junto a retratos de Napoleón y el Duque de Wellington.
Paradójicamente, las obras del “mulato Gil” fueron denostadas o ignoradas por mucho tiempo por la historiografía del arte al considerarlas “llenas de errores” o por anticuadas y así, por décadas, desaparecieron de la construcción iconográfica.En 1737, por ejemplo, Francois Rivelon escribió una guía de etiqueta para caballeros en la que sostenía que la postura de la mano oculta significaba “audacia varonil templada con modestia” y sumaba que si la mano era la derecha, como en este caso, era una demostración de que se estaba incapacitado de momento para blandir la espada: “Soy demasiado dominante como para preocuparme por amenazas o por la necesidad de defenderme. Soy un líder firme que además está tranquilo, relajado y sereno”, escribió.
Por otro lado, a pedido del Congreso en 1818, el platero correntino Pablo Núñez de Ibarra fue quien realizó el primer retrato ecuestre del prócer, que tuvo una circulación popular a través del grabado.La imagen del héroe a caballo ya tenía toda una tradición a partir de la iconografía napoleónica, aunque para Roberto Amigo es posible que la inspiración también haya surgido de las más populares estampas de combatientes españoles.
Esta obra, bastante sencilla en su factura, fue la que Ambrosio Crámer, oficial napoleónico que había combatido junto a Belgrano y San Martín, llevó a París para que Mientras trabajaba enOtro óleo muy reconocido, también en el acervo del MHN, lo presenta con vestimenta de civil, con un cielo tormentoso detrás, realizado por el belga François Joseph Navez, alrededor de 1828, quien había sido aprendiz del neoclásico Jacques-Louis David en París.El más conocido para el que posó indirectamente en Bélgica fue pintado por Jean-Baptiste Madou por pedido del general William Miller, un corsario inglés que había luchado en Waterloo junto a Wellington, y que en esta parte del mundo se incorporó como artillero al Ejército de los Andes y al que San Martín convirtió en su edecán.En 1848, cuando ya tenía 70 años, se produjo el famoso daguerrotipo, siendo junto a Guillermo Brown los únicos héroes de las batallas independentistas que llegaron con vida a ser capturados por este antecedente de la fotografía. En aquella sesión se produjeron dos tomas, que difieren en la posición de las manos. Una fue llevada al grabado por el francés Edmond Castan, mientras que el original de la otra se encuentra perdida.
Vamos unos seis años atrás. Alexandre Aguado, un ex compañero de armas en el ejército español, había fallecido dejándolo como tutor de sus dos hijos menores y como albacea testamentario de su fortuna, situación que mejoró su situación económica, cada vez más precaria.
Entonces, existe la posibilidad que aquellos niños, que luego fueron fotógrafos, hayan estado detrás de las imágenes de manera amateur, siendo aún muy jóvenes y cuando el invento de Louis Daguerre era aún algo exclusivo por su costo. Una de esas fotografías fue donada, en el 1900, al MHN por el filántropo José Prudencio de Guerrico, quien también donó su colección para la formación del Museo Nacional Bellas Artes con la condición que se muestre tal como estaba en su hogar, petición bastante común en la época..Ahora, ¿cuál es el retrato más famoso de San Martín? Sin dudas, el conocido como el “de la bandera”. Y aquí yace otro misterio: tampoco se sabe quién fue la o él artista detrás de la obra.
Y agrega: “La obra es una escena de género convertida en pintura de gran tema por el recurso simple de la adición de una escena de la batalla de Chacabuco” y, suma las palabras de la propia artista: “La composición había sido sugerida por la visita de la artista al MHN según explicó: ‘El contraste entre la sencillez de aquellos muebles, de lo que debió ser aquel cuarto, y la grandiosidad de la obra y el ejemplo que diera a mi patria ese gran hombre, me impulsó a reconstruir una escena que parecióme no solo simpática sino altamente sugestiva”.
En Retratos públicos. Pintura y fotografía de la construcción de imágenes heroicas en América Latina desde el siglo XIX (2022), de la historiadora Laura Malosetti Costa, se plantea una interesante hipótesis sobre la autoría: “Resulta por demás curioso que ese retrato haya permanecido anónimo y nadie haya recordado el nombre de aquella ‘maestra de Bruselas’. Ese misterio fue celosamente guardado por la familia”.
Fue el “de la bandera” también el elegido para llevar su efigie heroica al bronce. En 1859, la Municipalidad porteña supo que su par de Santiago de Chile realizará un monumento conmemorativo, incluso habían hecho el encargo ya al escultor francés Louis Joseph Daumas.
El 13 de julio de 1862 el monumento del San Martín con el rostro “de la bandera” se convirtió en la primera estatua ecuestre de la ciudad, emplazada en la plaza homónima, lugar en el que creó el Regimiento de Granaderos a Caballo. Por motivos del centenario de la Revolución de Mayo, se instalaron los grupos de bronce de su alrededor, realizados por el alemán Gustavo Eberlein.
Para los que deseen profundizar más esta apasionante construcción del prócer, la primera obra que investigó la Iconografía del General San Martín (1971) fue realizada por Bonifacio del Carril y Luis Leoni Houssay, a partir de la cual se empezó a separar las obras originales de las derivadas.
Si bien al principio llevó adelante una reconstrucción digital basada en la pintura “de la bandera”, a la que sumó testimonios contemporáneos, luego decidió tomar principalmente el daguerrotipo de 1848 como único documento fielmente representativo de su identidad. “Empecé a reconstruir este famoso daguerrotipo. A partir de ahí pude empezar a descender en edad, yo quería llegar a la etapa de Libertador, de la Revolución, entonces me basé estrictamente en la fisionomía de esa etapa. La reconstrucción me sirvió mucho porque tenía la piel, los músculos y hasta la mirada en una súper calidad”, explicó en diálogo con Infobae.
Por supuesto, la figura de San Martín aparece representada -directa e indirectamente- en varias oportunidades, aunque en general el ojo está puesto en la escena total, como el momento en que Juan Bautista Cabral lo saca debajo de su caballos tras haber caído en el combate de San Lorenzo; el cruce de los Andes y, entre otras, una en que se observa a un granadero llevando la bandera del Ejército de los Andes en las batallas de Chacabuco y Maipú, combates que también reprodujo en distintos momentos.
En Los sellos del libertador (2018), Claudio Miguel Picone, realizó un exhaustivo repaso de cada una de las estampas que lo tuvieron como figura, siendo la realizada por Madou la más utilizada, aunque también hubo algunas con las de Gil de Castro y la “de la bandera”. La obra recopila, además, las producidas en países como Brasil, Chile, México, Venezuela e incluso Estados Unidos, entre otros, en las que se puede observar que, salvo algunas excepciones, todas fueron realizadas a partir de iconografía propia de cada lugar.
COMPARTIR:
Comentarios
Aun no hay comentarios, sé el primero en escribir uno!