El presidente de Estados Unidos, Donald Trump firmó varios decretos para destruir los "carteles criminales" del narcotráfico y "reducir el crimen violento", en un esfuerzo por “restaurar la seguridad en Estados Unidos”, durante la toma de posesión de uno de los miembros más polémicos de su gabinete, el fiscal general, Jeff Sessions

En una ceremonia en el Despacho Oval, Trump saludó el ingreso al gobierno de Sessions, un hombre resistido por la oposición demócrata y un amplio espectro de organizaciones civiles, y firmó los primeros decretos de su gestión estrictamente sobre seguridad nacional. 

Por un lado, pidió "al Departamento de Justicia y el Departamento de Seguridad Nacional que tomen todas las acciones necesarias y legales para romper la estructura de los carteles criminales que se han extendido por todo el país y que están destruyendo la sangre de nuestros jóvenes", informó la agencia de noticias EFE.

El consumo de heroína y las muertes relacionadas con ello se han disparado en los últimos años en Estados Unidos, especialmente entre la comunidad blanca de clase media, y Trump prometió durante su campaña luchar contra esa "epidemia" mediante la mano dura a la inmigración y el tráfico de drogas que entran al país por la frontera sur con México.

Por otro lado, el mandatario también firmó dos decretos para crear "un grupo de trabajo para reducir el crimen violento" en el país y para elaborar un "plan para detener los crímenes violentos contra los agentes que aplican la ley".

De estos dos, el primero tiene que ver con la preocupación ya expresada por el mandatario por el auge de los crímenes violentos en el país, especialmente en ciudades como Chicago.

Trump argumentó que la tasa de asesinatos en Estados Unidos es la más alta en 47 años, un dato falso que contrasta con las estadísticas oficiales del Buró Federal de Investigaciones (FBI), que sitúan ese índice en un nivel muy inferior al de las décadas de 1980 y 1990, cuando el ex presidente Ronald Reagan lanzó su guerra contra las drogas y desató una masiva ola de encarcelamientos, especialmente contra minorías. 

En tanto, el último decreto era un reclamo de sectores conservadores y vinculados a las fuerzas de seguridad, que denunciaban que el anterior gobierno de Barack Obama los había desprotegido al defender o simpatizar con el movimiento de protesta estadounidense que reclama poner fin al racismo y el abuso policial. 

"Una nueva era de justicia comienza, y comienza ahora mismo", sentenció  Trump al firmar los tres decretos, al lado de su nuevo titular del Departamento de Justicia, Sessions, un hombre cuestionado por varias organizaciones de derechos civiles y humanos por su presunta simpatía con grupos supremacistas y racistas. 

Sessions, por su parte, prometió que ayudará a construir "un sistema legal de inmigración, que se ajuste a los intereses del pueblo de Estados Unidos".

"Eso no está mal. -dijo sobre la situación actual- Eso no es inmoral. Eso no es indecente. Admitimos a más de un millón de personas al año en el país legalmente, y tenemos que acabar con esta ilegalidad que amenaza la seguridad pública y rebaja los salarios de los trabajadores estadounidenses”.

Una vez más, Trump y Sessions vinculan los conceptos de injusticia, inmigración desmedida y criminalidad, una interpretación que ya fue rechazada por gobiernos aliados en todo el mundo, la oposición demócrata y un sinfín de organizaciones y figuras de la sociedad civil estadounidense.