Casi cuatro años después de que fuera aprobada la ley que regula la producción y comercialización del cannabis, Uruguay se convirtió este miércoles en el primer país del mundo donde el Estado se encarga de distribuir y controlar el mercado de la marihuana, con la habilitación de la venta regulada a través de farmacias en todo el país.

Los 4.959 usuarios que se registraron hasta ahora podrán adquirir el cannabis oficial en cualquiera de los 16 locales adheridos, que dispensarán paquetes sellados de 5 gramos a 6,5 dólares cada uno. 

Sin necesidad de identificarse ni presentar documentos en la farmacia, los consumidores podrán acceder mediante su huella dactilar (previa inscripción en el Instituto de Regulación y Control del Cannabis, IRCCA) a las dos variedades de marihuana que estarán a disposición, llamadas “Alfa 1” y “Beta 1” con un máximo de 40 gramos al mes para consumo propio.

La vanguardista iniciativa surgió durante el mandato del ex presidente José Mujica (2010-2015), un ex guerrillero que apuntó con esa iniciativa a combatir el narcotráfico desde una  perspectiva no prohibicionista que acaparó la atención del mundo, y a cambiar el modelo de represión hacia los usuarios.

"Dejamos a la gente en manos de los narcos si no hacemos nada. Lo peor es esconder la cabeza", dijo Mujica a medios en 2014 tras reglamentarse la ley.

Hoy, el país de 3,3 millones de habitantes es la primera nación en legalizar todo el proceso, desde la producción hasta la venta de marihuana al público, con el Estado como figura central de regulación. 

La marihuana que llega a las farmacias es elaborada, envasada y distribuida por dos empresas autorizadas por el Estado a producir un máximo de 2 toneladas anuales bajo estrictas condiciones que permiten vigilar el producto desde la semilla hasta el consumo de la flor.

De este modo, las autoridades buscan garantizar el seguimiento del cannabis, de venta exclusiva dentro del país y solo a ciudadanos uruguayos: queda vedado el acceso de los extranjeros o su comercialización fuera de las fronteras. 

De los inscriptos para adquirirla en farmacias, el 60 por ciento reside en Montevideo y el resto en el interior del país y, del total, el 70 por ciento son hombres y el 30 mujeres, informó el IRCCA.

"No tengo terreno para autocultivarla, sino lo haría. Pensé en inscribirme para no estar dependiendo de salir por ahí, a cualquier lugar, a comprarla", dijo Mario Fernández, un comerciante de 65 años que fuma cannabis desde los 17, a Reuters.

La venta en farmacias es la última fase de un plan de legalización que también autorizó el cultivo de hasta seis plantas de marihuana en el hogar o integrar un club de fumadores donde los usuarios acceden a cannabis de alta calidad.